Por: Luis Maeso/ Para Presencia
www.timeforfitnesspr.com
Cómo podemos pensar diferente en un mundo que nos invita a hacer todo lo que hacen los demás, a hacer caso omiso ante la injusticia y ante la represión; que nos enseña que para vivir necesitamos algo que hemos creado nosotros mismos y que lamentablemente para ser escuchados necesitamos un papel que curiosamente, después de tanto sacrificio, colgamos de una pared o guardamos en un archivo.
Eso puede ser diferente si nos unimos como especie, y utilizamos nuestro intelecto, experiencias y recursos, no solo para ser mejores, sino para hacer mejor a nuestro mundo. A todos aquellos amantes y conocedores de la investigación, conocedores del poder de la observación, los invito a formar parte de una gran aventura llamada Tierra.
La Tierra, nuestra madre, tiene la capacidad de alimentarnos, brindarnos calor cuando tenemos frío, nos da la libertad de elegir hacia dónde vamos, calma nuestra sed con la sangre que brota de sus entrañas, e incluso nos protege del peligro cuando se enoja, aunque la hayamos ofendido.
El pan del conocimiento no se encuentra en el salón de clases, sino en las experiencias que se desarrollan en este. Se encuentra en el árbol que crece, en una hoja que cae, en el pájaro que alimenta a sus crías, en el pez que se desliza con gracia dentro del agua, e incluso en el suave vaivén del viento. Todas las respuestas a nuestras grandes preguntas están frente a nosotros, lo único que tenemos que hacer es utilizar la poderosa y más antigua herramienta del conocimiento de la humanidad, la observación, pues la mayor parte de las veces la respuesta a la pregunta más compleja, es la más sencilla. Así es la vida, compleja y sencilla a la vez, escuchemos la voz de nuestro planeta y utilicemos su conocimiento y experiencia para crecer e impulsar a la humanidad.
Cambiemos la forma en que vemos las cosas, pensemos diferente, tratemos de ver lo que otros no ven y permitamos que la humanidad camine por aquellos senderos donde otros no lo han hecho. Observemos a un individuo que camina mirando hacia abajo, pensaríamos que padece de baja autoestima; tal vez, este mira hacia abajo porque siente respeto por la vida, y tiene cuidado de no hacer daño a todo aquello que es más pequeño que él. Cuando tenemos la capacidad de ver las cosas de este modo, es cuando finalmente comenzamos a pensar diferente, es cuando vemos otro universo posible.
Seamos parte de esta aventura reflexiva y experimente junto a otros lo que enseñamos en nuestro país. Valores, como el respeto a todo lo que vive, conciencia, confianza, innovación, libertad, en fin por más difícil que nos parezca, educación para la vida. Cambiar las cosas parece cosa de locos, pero son aquéllos que están lo suficientemente locos para pensar que pueden cambiar al mundo los que lo hacen. Seamos testigos de lo que nuestros jóvenes son capaces de hacer, de cómo convierten sus ideas en verbo y de cómo por medio del conocimiento convertimos el poder de todos en el poder de uno.