Por Livio Ramírez del Ministerio Dios Habla Hoy
El patriarca Abraham poseía unas características que todos debemos imitar. Al dejar su patria y su parentela, sin saber a dónde iba cuando fue llamado por Dios, Abraham demostró su obediencia al Señor. Son muchos los creyentes que no hubiesen salido de su lugar de nacimiento, sin tener claramente definido el lugar a donde irían. Al permitirle a su sobrino Lot escoger la llanura del Jordán, e irse él al encinar, lugar lleno de árboles con hojas punzantes en Hebrón, Abraham demostró generosidad.
Cualquier creyente hubiese sido el primero en escoger la mejor parte de la Tierra Prometida. Al derrotar a los ladrones que se habían llevado a Lot prisionero, Abraham demostró su valentía, logrando recuperar todos los bienes robados, y salvar la vida de Lot. Es probable que otros creyentes hubiesen pensado que ese asunto no era de su incumbencia.
La benevolencia de Abraham quedó demostrada cuando dio los diezmos a Melquisedec, en agradecimiento por haberle dado la victoria sobre sus enemigos. Son muchos los cristianos que no entienden el principio del diezmo, y usan como argumento que esa práctica aplicaba a la ley judaica. Es evidente que ignoran que Melquisedec, quien vino antes de la ley judaica, era prototipo de Cristo, el Sumo Sacerdote del Altísimo, a quien le pertenece no sólo el diezmo, sino todo lo creado. La integridad de Abraham fue demostrada cuando éste rechazó recibir regalos por un servicio prestado. Son muchas las personas que sólo hacen favores si saben que en algún momento recibirán algo a cambio. Pero la Palabra de Dios enseña a dar sin recibir recompensa.
La perseverancia en la oración cuando Abraham le insistió a Dios que no destruyera a Sodoma y Gomorra. Esa intercesión de Abraham para que no destruyera al justo junto con el impío logró que Lot y su familia fueran salvados. Son muchos los creyentes que se cansan de interceder por el pueblo cuando Dios desea que seamos persistentes en la oración. La fe inquebrantable de Abraham quedó demostrada cuando éste estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac. Son muchos los creyentes que no están dispuestos a sacrificar nada, aun cuando Dios lo pida. Hoy el Señor te invita a examinarte, y ver si tú imitas a Abraham en su obediencia, su generosidad, su valentía, su benevolencia; su integridad, su perseverancia en la oración, y su fe inquebrantable. El apóstol Pablo declara: Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. (Ga. 3:6-9)