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Profeta Jessica Acevedo
Cuando hablamos de una habitación nos referimos a un lugar para habitar, un lugar de descanso y de seguridad. Un lugar donde no todos tendrán el acceso para entrar porque se convierte en tu lugar de paz. Lugar donde se piensa, planifica y produce sueños. Lugar que guarda baluartes tesoros.
En nuestra habitación hemos pasado momentos de estabilidad e inestabilidad,de crecimiento y pérdidas, de alegrías y tristezas. Al igual que nuestra habitación física terrenal, también entramos a una habitación espiritual llamada fe. Aquí guardamos la esperanza, confianza y convicción de que desde la eternidad estaremos guardados por un Dios supremo. Quien nos entrega promesas, cuidados y cumplimientos.
En ocasiones, en la habitación de la fe llevamos frustración, dudas, coraje, inseguridades y hasta agotamiento. Todo es válido, pues será parte de nuestras experiencias de vida.
Hoy deseo exhortar, que al igual que aquella mujer de la biblia conocida como la sunamita, prepares una habitación de fe, fuerte, firme y trascendental que alcance al día que parezca que todo está terminado, finalizado o muerto; entres a tu habitación de fe, firme, en decisión para recibir la manifestación del amor completado, el cual te hará alcanzar la quietud, estabilidad y convicción para sobrellevar cualquier prueba por difícil que sea, porque en una habitación también se recibe nuevos días para nuestra fe.
Hoy permitamos que nuestros anhelos descansen en una gran habitación de fe para que sea realizados en un tiempo de bonanza, confianza y paz.
2 de Reyes 4:10