Almendras, macadamias, nueces de castilla, pistachos, avellanas, pacanas, ¿cuál de estas te gusta más?
Para esta época, las bolsas de nueces resaltan en las entradas de los supermercados y tiendas por departamento. ¡Están de temporada! Cuando las veo, rápidamente comienzo a imaginar qué cosas deliciosas puedo hornear con ellas.
Dentro de estas cáscaras resecas se esconde un alimento muy completo y nutritivo. Parecen no tener vida, pero la proporcionan.
Por cierto, mientras más dura es la corteza, mejor. Hay personas que no le gustan las nueces. Tal vez porque no han aprendido a comerlas. Es importante hacerlo porque le hacen mucho bien a la salud. De hecho, las nueces es uno de los diez alimentos indispensables para una buena salud.
La gratitud también le hace bien a la salud, al bienestar del alma, al espíritu. Cuando no hemos aprendido a darle su lugar a la gratitud en la vida, nos cuenta trabajo practicarla porque parece algo seco o innecesario, pero… ¡Qué alimenticia es!
La gratitud vuelve a enfocar nuestra atención haciéndonos desviar la mirada de las situaciones y distracciones que nos impiden ver todo lo que Dios ha hecho por nosotros.
Además, alivia la ansiedad; nos renueva; fortalece la fe; regocija el espíritu alejando la depresión y el desánimo.
Cuando te comas una nuez, más aun, cuando las veas durante las fiestas de temporada, detente por un momento y agradece. ¡Ambos alimentos harán bien a tu corazón!