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Dr. Carlos & Vidalina Echevarría
La Navidad es una época de alegría y gozo para la humanidad. Recordamos al Hijo de Dios y al mismo tiempo renovamos nuestra determinación de celebrar la alegría de nuestra salvación y nuestra gratitud a Dios por venir a nacer para morir por nuestros pecados.
Celebramos en Navidad al Mesías prometido, que vino a traernos ese gozo, aumentar nuestra alegría a prosperar nuestra vida y quitarnos el yugo que cargábamos del pecado, dándonos luz en medio de la obscuridad.
El profeta Isaías en su libro usa una imagen de luz y de tinieblas al profetizar la venida de Jesús, el Salvador del mundo, diciendo: el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz y a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, luz les resplandeció. Porque un niño os ha nacido, un hijo os es dado. Sobre sus hombros está el imperio y lleva por nombre: Maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de paz (Isaías 9: 1y5).
Desde el jardín del Edén, donde fue creado el hombre Dios, les dio la libertad de tomar decisiones entre el bien y el mal. Que mediante su razón y a través de su conciencia pudiera descubrir lo que es bueno y lo que es malo por su cuenta, sabiendo que este le desobedecería y caminaría lejos de él. Cuando nació Jesús, el pueblo caminaba en tinieblas, vivía en obscuridad, en sombra de muerte. Pero el nacimiento del Mesías trajo gran luz y la paz prometida. San Lucas en su libro habla sobre la anunciación del ángel a María que traería al mundo a El Salvador (Lucas 1:31-33).
Cuando pensamos en Navidad pensamos en alegría, cánticos, pasarla bien con familia y amigos, dar y recibir regalos. Los niños y los jóvenes hacen sus pedidos de regalos de tenis, ropa, juegos de video, etc. Pero el mejor regalo que podamos recibir es el regalo de la gracia divina de Dios para la salvación, es abrirle tu corazón. El favor de Dios está por encima de cualquier regalo. Regala amor a los que están solos y hazle compañía, da un abrazo a los necesitados de amor, ministra paz a los necesitados de paz, y regala alimento y compañía especialmente a los ancianos y a los que viven en las calles. Ora y consuela a los que han perdido un ser querido en este año y lloran su ausencia. Vivamos a Dios y su infinito amor en esta navidad. Cristo es la Navidad.
Felicidades. ¡Dios te bendiga rica y abundantemente!